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domingo, 16 de agosto de 2015

Delirium Tremens II de V

II

Arrullando la calma ahuecó tormentas el óvulo muerte indefectible. Aliterando gravitacional la voz, enfatizado perdido el cuerpo yacente conexo material al temblor trasunto de aquellas manos de miope mirada agolpando al costado pesadumbre.

Abyecto destino ensombreciendo mesurado el clima psíquico de la grave dicción ahuyentando bramidos indetectables.

Y la lluvia comenzó a portear sangre exigua de la exánime carne antes visceralmente amada.

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